martes, 20 de marzo de 2012

36 - LA TIETA ELISA Y SU MARIDO ITALIANO


    La tieta Elisa, que estaba trabajando en  Suiza, se vino definitivamente a Barcelona, pero llegó acompañada por un novio italiano, algo más joven que ella, al que conoció allí. Al poco tiempo se casaron y se quedaron a vivir en casa, con nosotros.

Mi tía Elisa y su marido

Celebrando en casa la boda de mi tía.
 Juanito, mi vecino Jordi, yo, 
Gemma y mi vecina Conxiteta

     El italiano, que decían que se parecía a Omar Sharif,  se llamaba Attillio Franco, pero todo el mundo, incluso mi tía, le llamaba Franco a secas. Recuerdo un día que iba con mi madre y mi tía Dorín por Vía Laietana, a la altura de la Jefatura de Policía, y ellas iban hablando del italiano diciendo "Este Franco es un gandul", y yo miraba de reojo a los policías que había en la puerta de la Jefatura con miedo que fueran a pensar que hablaban del otro Franco y las metieran en la cárcel.


    Franco encontró un trabajo temporal en el puerto, pero al poco tiempo se acabó la obra y se quedó parado. La tieta le cocinaba grandes platos de espaguetti todos los días,  que él se comía, bajo mi curiosa mirada, con un tenedor y una cuchara. Me llamaba gitana, en broma, por mi afición a disfrazarme con la ropa que pillaba de mi madre y mi tía.

      Mi tía nos hacía de vez en cuando unas hermosas pizzas, a las que le ponía bacalao, y estaban riquísimas.

Mi tía Elisa y su marido Attillio

Ellos dos, con mis hermanos 
Julia y Juanito

   El italiano deseaba irse a su pueblo del sur de Italia, Rocca Imperiale, cerca de Calabria, y convenció a mi tía para irse los dos.  Ella accedió y partieron para allá, pero no tardó mucho en volver ella sola. Mi tía no estaba dispuesta a enterrarse en vida en un pueblo de mala muerte, donde sólo había un televisor que estaba en el bar del pueblo y al que no podían ir las mujeres ya que las miraban mal, y comiendo aceitunas con pan todos los días. Así que se lo dijo a él y cada uno se fue por su lado.


Los dos en Rocca Imperiale,
detrás la suegra. Decía mi tía
que era una bruja

     A mi hermana Julia le alegró la noticia porque él no le caía especialmente bien, ya que gritaba a mi tía y la hacía llorar, aunque ella lo disculpaba diciendo que no era mala persona, sino que al encontrarse sin trabajo y en un hogar que no era el suyo se ponía de mal humor.


   Mi tía encontró trabajo limpiando pisos, y unos años más tarde, pudo entrar a trabajar en la fábrica de lavadoras Bru, donde mi tía Anita estaba hacía muchos años.

   Mis tías Anita y Elisa

     Los domingos de invierno que no íbamos a Las Planas, por las mañanas salíamos a pasear con mi hermana Gemma, y por las tardes venían mis tíos a casa  para ver el fútbol. A las mujeres no les gustaba, así que ellas se quedaban en mi casa para ver el UHF, y los hombres se iban a casa de mi tío Pepito que vivía debajo, a ver el fútbol.

Los cuatro paseando por Pl. Catalunya

Aquí está monísima Gemma

      Los padrinos de Gemma, se la llevaban muchos fines de semana a Sant Vicenç dels Horts, donde habían comprado un terreno y se estaban haciendo una casa.

Esas tortugas de piedra que tanto
me gustaban, ya no están
en el Parc de la Ciutadella

Era más grande la palma
que ella

Pobre cabra, 
cansada de acarrear niños




12 comentarios:

Eastriver dijo...

Mira, me haces sonreír de lo lindo, y pasar un rato muy agradable. Y me das sorpresas, como las tortugas, que las tenía totalmente olvidadas y han regresado a mi mente con fuerza.

La historia de tu tía da para una peli, de verdad. Y Franco ni te cuento... Y, desde luego, la suegra era de pasmo, da un poco de miedo, tan seria, jajaja.

Eastriver dijo...

Ah, y además me das trabajo, jajaja, como buscar Rocca Imperiale en el google maps. Que por cierto, cómo entiendo a tu tía... en el google se puede visitar porque hay fotos a pie de calle. Hombre, bonito es, típico, muy típico. Interesante de verdad. Pero claro, no me quiero imaginar el pueblo en los años en que fue tu tía, jajaja.

Montse dijo...

Ay, las tortugas, hace poco estuve en el parque y las busqué pero no están, con lo bonitas que eran. Sí, Rocca Imperiale seguro que es bonito, pero mi tía se dió unos hartones de llorar allí, un pueblo de lo más aburrido y machista, con lo moderna que era ella.
Gracias, Ramón.

Mª Trinidad Vilchez dijo...

Pues sí querida Montse, como dice nuestro querido amigo bloguero, Ramó, la suegra tiene miga, y el Franco tambien, de verdad qué historias más curiosas cuentas y todas muy interesantes, hasta que no se acaba no te das cuenta, que tendremos que esperar un par de días a ver que nuevas nos cuentas, hizo muy bien tu tía, de venirse y dejar al franco y a la suegra allá.
Un abrazo y estupendo post, como dice Ramón hay para una novela y una película a lo Ana Magnani,creo que se escribe así, si no me rectificas.
Un beso guapa y muchas gracias de verdad por compartirlo con nosotr@s.

Montse dijo...

Mari Trini, mi tía acabó de Rocca Imperiale y de la suegra hasta las narices, jajaja, dice que le controlaba todo, hasta el mistol que usaba para fregar los platos. Desde luego que es para una película de la Magnani, además me acuerdo cuando hablaban en italiano, y me llamaba la atención que a las piernas les llamara "gambas" y a la mantequilla "burro".
Un beso, guapa.

jÚLIA dijo...

SI es que lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible. La diferencia de edad, en su caso era muy evidente, no por la cantidad, sino por actitud, él era como un niño, veia todas las películas del Oeste, saltaba de la silla y "disparaba" cuando llegaban los americanos, pues eso, un niño. La tieta estaba muy enamorada y me dolía mucho la forma en que él la trataba.
Recuerdo que cuando volvió de Rocca Imperiale, comentó que para salir a la calle tenía que ponerse un pañuelo en la cabeza porque sino estaba " mal visto".

Que bonitas fotos de nuestra hermana Gemma de pequeña, estábamos todos "loquitos" con ella y por la diferencia de años (le llevo 11), todavía hoy cuando vamos juntas, se dirigen a nosotras como si fueramos madre e hija. (en el fondo, me gusta y a Gemma, mas).

Que lástima, hemos perdido hasta las tortugas... MIL BESOS.

Mari-Pi-R dijo...

Supongo que al no tener trabajo no facilitaron las cosas entre ellos.
Me ha recordado la película (stromboli) en un pueblo perdido de Italia.
Tu hermana pequeña me parece que tiene bastante parecido a ti.
Un beso

Montse dijo...

Julia, eso de que Franco disparara cuando veía películas del Oeste no lo recordaba, sí era como un niño grande. Pobre tieta, con lo que a ella le gustaba ir bien maquillada, seguro que en el pueblo ese ni asomo de pintarse ni de encender un cigarrillo, qué atrasados estaban.
Cuando se dirijan a tí como la abuela de Gemma, entonces yo pasaré a ser su madre, y la mama será la tatarabuela, jaja.
Besitos.

Montse dijo...

No he visto Stromboli, pero saliendo un pueblo pequeño italiano seguro que la historia será muy parecida, Mari-Pi.
Gemma y yo sí que nos parecemos algo, ya de mayores quizás más, pero ella es más guapa y no aparenta su edad, parece mucho más joven, y tiene un sentido del humor tremendo, es la que siempre nos cuenta los chistes.
Un beso, guapa.

Gemma dijo...

EHH!!! Eso de la más guapa, no es cierto reinas!!!
Cada vez nos parecemos más, somos "LAS TERESINAS" de la serie de TV3.
Cada día, cuando me levanto y me miro la cara en el espejo digo: "Hoy me parezco a Julia, otro día a Montse, otro día a Juanito, y bien orgullosa estoy de parecerme a todos mis hermanos. (Guapísimos todos, por cierto)

Cuando mi hija era pequeña, también quise hacerle una foto encima de esa tortuga y ya no estaban.
Recuerdo que habían otras más grandes que eran huecas y podías entrar.
La tieta Elisa, si es cierto que ha tenido una vida un poco de película italiana. Que diferente que ha sido siempre del papa, siempre tan sensato.
Un besico bien grande!!

Gemma dijo...

Recuerdo el día de la foto de la cabra. Era un día de reyes, y me trajeron el cochecito de muñecas que sale al fondo en la foto, con la muñeca "Chispipí". No sé si el nombre se lo pusimos nosotros o no, pero es curioso. EH!! me lo trajeron por buena, vale!!, aunque Montse diga que yo le pintaba los libros y le rompía juguetes.

Montse dijo...

Vale, ¡teresina, pero guapa! hasta en el pito de voz nos parecemos. En la foto de la tortuga se ve detrás la tortuga grande hueca, que nos metíamos dentro y asomábamos la cabeza por los agujeros.
¡Y sí, me pintabas en los libros, guapa! casi todas las fotos están pintorrejeadas por tí, así que hazte famosa y las venderemos a buen precio, jeje.
Creo recordar que tu muñeca Chispipí hacía eso, pipí.
Besitoooos.