viernes, 13 de abril de 2012

44 - RANSINDE, EN EL BIERZO (Y III)



     Ransinde está prácticamente lindando  con Galicia (en toda esa zona hablan gallego), y uno de los días bajamos a la carretera para coger el autobús que iba a Piedrafita Do Cebreiro, población que pertenecía a Lugo, donde había feria de ganado.


     En una gran explanada  estaban los terneros, corderos, vacas y demás animales, metidos en improvisados corrales para que los pudiesen contemplar detenidamente las personas interesadas en comprar alguno.

      Había allí una mujer cociendo pulpo "a feira" en un caldero enorme, con un gancho cogía el pulpo y con unas tijeras lo iba cortando con habilidad y colocándolo en platos de madera, que culminaba aderezándolo con pimentón rojo y aceite de oliva. La gente iba cogiendo los platos y se iba a la taberna más cercana a pedir un vino para acompañarlo. El pulpo estaba delicioso.

El típico pulpo a feira

    Luego, en otro autobús,  subimos a la aldea de O Cebreiro do Santo Grial, donde está la iglesia prerrománica de Sta. María la Real, y también se conservan  pallozas, que son antiguas construcciones celtas en las que se puede ver utensilios que utilizaban en tiempos remotos. Era pleno agosto, pero hacía un frío de enero, con llovizna y niebla, creo que permanente en esos lugares, lo que  contribuye a que sea un lugar lleno de misterio y con múltiples leyendas.  No he tenido oportunidad de volver, pero no descarto la idea, ya que me gustaría verlo de nuevo.

Las pallozas de O Cebreiro

    El día 15 de agosto, se celebra la fiesta mayor en Ransinde y en otros pueblos de alrededor. Ese día, los campesinos, por la mañana  acudían a la iglesia, que normalmente estaba cerrada, ya que el cura sólo venía a dar misa algunos días al año. Por la tarde iban al pueblo vecino, La Braña, donde venía un conjunto a tocar mientras la gente joven, y menos joven también, bailaba.

La iglesia arriba,
el pueblo abajo

       Ese día las mujeres preparaban comidas y postres de fiesta. El botillo con patatas (allí le llamaban endrollo con cachelos) era el plato por excelencia, que no faltaba en ninguna casa, al que se le podía añadir  chorizo, lacón y col. Es un plato riquísimo.


El botillo es una comida contundente

       De postre preparaban arroz con leche, natillas o roscón, que era un bizcocho muy esponjoso y suave en forma de corona, adornado con clara de huevo montada con azúcar.

Este lo hicimos nosotras  
   
  Durante esos veranos fui muy feliz en Ransinde, y guardo muy buenos recuerdos, por lo que al cabo de unos años volví otra vez, estando ya casada y embarazada de mi segundo hijo. Venía con nosotros mi madre y Miriam, hija de mi hermana Julia. En el pueblo ya había luz eléctrica y la carretera también  llegaba hasta allí.

Con mi preciosa 
sobrina Miriam

     Mi sobrina Miriam cumplió 5 añitos estando allí y le hicimos un roscón donde sopló las velas.

Mi primo David, Miriam, mi hijo
 Jordi con el jamón, mis tíos Pepito y Aurora y yo


Miriam jugando con el ternero

Mis tíos con los vecinos de Ransinde.
A la izquierda se ve un poco a mi madre 

     De vuelta a casa en autocar llevábamos, además de las maletas, una caja que contenía botillos, chorizos, jamón y un cargamento de boldo que mi madre había recogido en el campo para mi padre, que era un gran consumidor de esas infusiones de hierbas.  En una de las las paradas que hizo el autocar, algún caradura hizo desaparecer la caja, así que nos quedamos sin boldo y sin embutidos. 

    Reclamamos en la agencia de viajes y nos abonaron una cantidad estimada, pero los botillos de allí, tan deliciosos, ya no los pudimos comer.
       

6 comentarios:

Mª Trinidad Vilchez dijo...

Hay querida Montse, cuando he visto el pulpo a feira ,se me ha hecho la boca agua...y el botillo, mira que yo ya he comido, pero haría sitio, para el pulpo y el botillo que rico todo.
Nuevamente te felicito por tus magníficos post, llenos de cariño y con unos recuerdos tremendos que tienes y encima fotos a punta pala...
Acabo de ver que has compartido el vídeo de la alarma, yo me he meado de risa, lo he visto un montón de veces, reirse es muy bueno para la salud, ya que nos van a matar poco a poco, al menos que nos cojan de buen humor y con la panza llena, de pulpo y botillo.
Un abrazo y muchas gracias Montse por compartir tantos recuerdos tan bonitos, un beso.

Montse dijo...

Sí, Mari Trini, por lo menos nos reíremos, pero que se mueran ellos antes, a ver si revientan de una vez.
Mira que está bueno el pulpo a la gallega...
Muchas gracias, guapa, un beso.

Júlia dijo...

Que bonitas fotos de esas comidas explendidas y de nuestros niños que están para comerselos, que pequeñitos eran y que gran complicidad tenían Jordi y Miriam.

Pues tenemos que volver a esa estupenda tierra y comer pulpo a feira y un poquito de botillo, rico, rico.

Petonets.

Mari-Pi-R dijo...

Que buenos recuerdos que tienes de Ransinde, con todas las buenas comidas se me ha hecho la boca agua.
Ya ves siempre hay algún listillo en el camino que se embolsa la bolsa, como bien dices el dinero no remplazo la mercancía.
Besos

Montse dijo...

Julia, esas fotos de nuestros hijos parecen de ayer, y han pasado ya casi 30 años, qué bonicos eran, y lo son todavía.
A ver si cuando me jubile hacen viajes del imserso (dudo mucho) y nos vamos para esa tierra de vacaciones.
¡Qué bueno prepárais vosotros el pulpo!
Besitos.

Montse dijo...

En efecto, Mari-Pi-R, el dinero no reemplazó los buenos embutidos que llevábamos, aunque en el mercado Sta. Caterina de mi antiguo barrio, venden botillos que son bastante buenos.
Los buenos recuerdos hay que guardarlos en la memoria, y escribirlos, por si ésta falla.
Un abrazo, amiga.